Deshaciendo el camino

Buenas!!! Ayer no pudimos escribir pero seguimos aquí, estamos bien y con mucho que contar! :-D

Ayer fue un día bastante duro. Nos levantamos a las 6:00 (aunque resultaron ser las 5:00 porque Indonesia tiene una hora menos que Malasia y no nos habíamos empanao) y fuimos a descubrir la playa del hotel. Estaba llena de locales bañandose y nos dimos cuenta que no pasábamos desapercibido.Todo el mundo nos miraban y los que se atrevían, nos saludaban. Susana encontró un pajarito en el agua, y sin dudarlo lo rescató de una muerte seguro haciéndole una serie de primeros auxiliaros (incluido el boca-boca).

Cuando realmente eran las 7 nos fuimos a desayunar, y según nuestra económica habitación de 65 euros nos pertocaba un minitrozo de fruta por persona, zumo de tang, una tortilla y pan bimbo con salchicha sospechosa. Antes de abandonar el hotel, tuvimos un momento hamaca de relax para amortizar nuestra habitación.

Pedimos un rent a car para llevarnos a la estación de ferrys que nos llevaría a las fantasticas islas de Karimunjawa, y cuando llegamos nos dijeron que no habían tickets para el rápido, sólo para el lento (6 horas) que salía el día siguiente. Por mucho que suplicáramos, pidiendo ir de pie, en la bodega o como fuera, no nos dejaron coger el ferry. Total que después de un día de viaje hasta Jepara del día anterior, teníamos que deshacer el camino. Esta vez "a lo local"!

El hombre del rent a car nos dejó la estación de autobuses, y nos cobró una hora (le temblaba hasta el labio) por 10 minutos de coche (unos 6 euros). Allí un hombre con mucha guasa y una moneda incrustada en la oreja nos metió en un bus local que nos llevaría a Semarang. El "bas" paró en todos los pueblos a lo largo de 3 horas cogiendo a gente de lo más diversa hasta que ya no cabía un alfiler. El camino fue muy entretenido entre risas, preguntas de locales y hasta un accidente bastante heavy.

Justo antes de llegar a las estación de Semarang, se nos subió la mafia al autobús. Dos tipejos de mala pinta, fumando y de uñas largas empezaron a acribillarnos con preguntas, pero los calamos pronto. Cuando bajamos del autobús nos encontramos un panorama que no nos dió muy buena espina. Todo el mundo nos miraba, aquellos tíos nos decían que los siguieramos y un extranjero nos dijo que fueramos con cuidado y nos ayudó a encontrar el autobús hacia Yogyakarta. Afortunadamente a los diez minutos llegó el autobús que en 4h30 nos llevó a la estación de Jombor a 4km del centro de Yogyakarta.

Una vez allí cogimos otro autobús local que por 3000 IDR (30 céntimos) nos llevó a al zona de Prawirotaman donde estaban las agencias y varios hoteles. Cuando nos bajamos del bus, conocimos a una encantadora familia de Bandung que nos dijo que teníamos que coger otro autobús, que en verdad fueron 3 minutos.

Eran las 7 de la tarde. Exhaustos y sin haber comido nada desde el desayuno, teníamos que encontrar alojamiento. Y resultó ser más difícil de lo que nos habían contado, ya que son las vacaciones escolares de Indonesia, y la mayoría estaban llenos o eran muy caros. Preguntamos en más de 20 hoteles, y en muchos de ellos entramos a ver las habitaciones que en su mayoría daban repelús. Finalmente acordamos pagar un poco más para conseguir un hotel decente y poder descansar los siguientes tres días en Yogyakarta. Cuando decimos pagar más hablamos de unos 30 euros la habitación (que en realidad, tampoco es tanto).

Nos pegamos una buena cena, propia del Sultán de Yogya, con doce zumos naturales (entre los 4) y comida buenísima.

Esta mañana nos hemos levantado pronto, aunque nos ha costado, y hemos ido a la busqueda de los planes para los próximos días. Tras consultar varias agencias y comparar precios, al final hemos decido ir hoy a ver el atardecer a Borobudur, mañana hacer una excursión en bici por los pueblos de alrededor y por la tarde ver el templo de Prambánan. Y por último, salir el viernes  hacia el monte Bromo, Ijen y Bali.

Antes de ir a Borobudur, hemos tenido tiempo de coger un Becak (un carro-bici con conductor) que nos ha llevado al Kratón, el palacio del Sultán de Yogyakarta. A Carlos no le han dejado entrar en tirantes, así que ha tenido que alquilar una camiseta que olía a rancio y estaba sucísima por 0,5 €.

A las 2pm nos ha recogido el transporte para Borobudur, y hemos conocido a una pareja inglesa muy maja. Allí hemos cogido un guía que nos ha explicado toda la historia del templo. Por respeto a la cultura budista hemos tenido que llevar una especia de pareo típico (batik) durante la visita el templo. El templo de Borobudur, que es el templo más grande del mundo, y sobre todo el enclave, con volcanes de fondo y selva, eran impresionantes.

Durante la visita, nos hemos sentido como celebrities. Grupos y grupos de jóvenes (y no tan jóvenes) indonesios nos pedían fotos continuamente. No sabemos muy bien la razón, pero todo el mundo parecía estar muy emocionado por nuestra presencia.

Y no sólo estabamos rodeados de locales queriendose hacer una foto, sino también de vendedores ambulantes que nos querían colocar todo tipo de souvenirs a precios desorbitados, aunque con nuestro arte del regateo hemos conseguido un par de gangas.

La vuelta a Yogyakarta ha sido rápida, el conductor hubiera ganado al mismisimo Fernando Alonso adelantando motos, coches, autobuses.. todo lo que se le ponía por delante. Hemos pasado un poquito de miedín...

Al llegar a Yogyakarta, hemos cenado en un restaurante donde todo era picante. Y para quitarnos el mal sabor de boca del restaurante, nos hemos dado un homenaje y nos hemos hecho un masaje full body de una hora por 6 euritos.

Ahora estamos jugando al cuatro en raya en la recepción del hotel, y ahora nos vamos a descansar que mañana el día es largo y lo queremos aprovechar al máximo.

Selamat malam (buenas noches!)