Jimbaran, sus playas y sus monos

Dejamos las Gili atrás y volvimos al concurrido Bali. En el bus nos quisieron vender de todo (realmente habíamos vuelto a Bali) y una niñita de apariencia afable pero con un mal genio que no veas nos amenizó la espera hasta que el arrancó el bus (y sí, compramos cuatro chuminadas).

Después del ferry y del minibus llegamos a Jimbaran. Esta ciudad tiene varias cosas que nos interesan. Lo primero, queda cerca del aeropuerto, a tan sólo 10 minutos. Y en un día iremos para allí y queremos asegurarnos el tiro. Por otro lado hemos leido que es un pueblo pesquero con mucho encanto y que tiene varias playas chulas cerca que queremos investigar.

Pues realmente Jimbaran no ha tenido mucho, pero tampoco ha estado mal. Para empezar hemos tenido suerte porque el hotel está bastante bien, sin saberlo tenemos habitaciones suits en el último piso, con buenas vistas y una piscina muy chula. Y un restaurante con vistas en el que comimos nada más llegar.

Plato típico indonés, el Nasi Goreng:

Y otro no tan típico, el sandwich de atún. Aunque aquí los bocadillos de atún son con atún de verdad, no enlatado:

 Pero en realidad no es un pueblo pesquero como nos podríamos imaginar rollo Calella de Palafrugell o Cadaques, que es lo primero que te viene a la mente. Sigue siendo una típica ciudad indonesia. Nada del otro mundo.

Hemos ido al templo de Uluwatu. Está dedicado a los espíritus del mar.

 

Este templo tiene un enclave perfecto, en lo alto de un acantilado, con vistas espectaculares del mar.

El templo además tiene otra peculiaridad que no esperábamos:

 

Patri cayó en cuenta que este era el templo que le había explicado alguien que conocía en el qual había monos un tanto agresivos. Como ejemplo puso que te quitaban todo lo que llevebas encima, por ejemplo las gafas y te las rompían en los morros.

Pues fue llegar y nada más empezar a caminar y encontrarnos con los monos, uno que no tenía pinta de muchos amigos saltó encima de un turista japonés, le arrancó las gafas de un tirón y a dos metros de él se sentó y se dispuso a hacer añicos sus gafas.

La gente asombrada, asustada, incluso vimos a niños llorando... todos ibamos un poco asustados por los monos. Y vimos más situaciones como esta, a cada paso. Menudos dientes tienen estos macacos!

Así que nos guardamos las chanclas (sí, sí, también te las quitaban) en la mochila y todo lo que nos pudieran coger, agarramos cada uno un palo y así es como vimos el templo, descalzos y bien armados.

La primera tarde fuimos a la playa de Jimbaran. Una playa super ancha y llena de restaurantes en la misma arena, Buen rollito, mucho marisco y una puesta de sol espectacular.

Sus, la veterinaria y sus amigos los perros indonesios.

Las mesas y sillas están todas de cara al mar, con lo que la gente parecen concursantes del 1, 2, 3.

 

Y cuando cae el sol las luces de los restaurantes hacen que el paseo por la playa sea mágico y romántico.

Estubimos paseando tranquilamente disfrutando de la tarde y a la que apretó el hambre nos sentamos a tomarnos unos zumitos y... unas panochitas, con y sin chile.

Otra playa muy popular a la que fuimos también es la de Balangan. Es una playa de surferos total. Y es de entender porque las olas en esa zona son de impresión. Bares surferos, tablas por todos lados y buenas vistas.  Aprovechamos así nuestras últimas horas en Bali y de hecho en Indonesia.

 

Hoy ha amanecido con el chaparrón universal, primer día de lluvia en todas las vacaciones, pero nos da igual porque hoy ya no hacemos nada aquí. Dentro de un rato cogemos el transporte gratuito del hotel que nos deja en el aeropuerto destino Singapur, donde pasaremos 1 día y medio antes de volver a España.

Tenemos una sensación rara de que esto se acaba y de que se ha pasado muy rápido. Pero bueno, aun queda un poquito, así que lo intentaremos aprovechar bien.

Os dejamos que vamos a preparar las mochilas que en nada nos recogen. Besosssssssss